«Si quieres hacer rico a un hombre, no le añadas dinero, quítale deseos» Epicuro
C. Brooks, experto en productividad, desarrolló el método de las listas de deseos.
Ya sabes que debemos desarrollar nuestro propio sistema, pero aquí vinimos a tener la mente abierta y aprender de los que saben, no?
Pues vamos a ello, Filisteo.
La base del método es crear una lista de deseos que incluya todas las cosas que te gustaría lograr. Objetivos a largo plazo y aspiraciones personales.
La siguiente tarea es la de siempre, priorizarlos. Para ello Brooks sugiere asignarlos a diferentes categorías, mejor si son temporales, por ejemplo:
A corto plazo: Objetivo1, Objetivo2
Después de graduarme: Objetivo3, Objetivo4
Cuando termine el curso: Objetivo5
Antes de tener hijos: Objetivo6, Objetivo7.
Dentro de cada una de esas categorías, los ordenas por importancia y urgencia. Classic.
El siguiente paso es interesante, recoge la idea de que cada objetivo se basa en una serie de hitos que Brooks denomina “Tareas accionables”.
Así, aprender a tocar un instrumento supone: Adquirirlo, encontrar profesora, practicar un tiempo al día.
Brooks continúa por dos pasos más, el primero es bloquear en tu calendario franjas temporales para dedicarlas a esos objetivos. No inventó la rueda tampoco, Brooks.
Añade el detalle de “Asegúrate de incluir objetivos de deseos a largo plazo también”.
Pues danke schön.
El último paso que propone es muy habitual en mi mundo profesional. La revisión, el ajuste, la mejora continua.
Evalúa si lo que planificaste sigue siendo tu prioridad, adáptate a los cambios.
Ah sí, mantente motivado, dice Brooks. Nada se consigue sin motivación, tronco, tronca, tronque.
Pues ya tienes otra herramienta para tu lista.
A mí, personalmente, me cuesta detectar las “tareas accionables” según qué objetivo me pueda poner, así que éste método me cuesta, me cuesta.
Pero si te funciona, estupendo.
Estoy usando mucho la palabra “estupendo” últimamente.
¿Conoces el chiste de “maravilloso, maravilloso”? Pues a veces me parece que hago eso. Pero no es el caso, eh? Me parece estupendo de verdad.
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Las tareas accionables son aquellas en las que la duda no existe porque estás ejecutándola. Con esto te quiero decir justo lo contrario que mi abuela: No te lo pienses más y pon las manos sobre el teclado.
De ese mismo acto te darás cuenta cuando te has metido en un barullo y tienes que cortar. O lo contrario, porque, a veces, ¡aciertas!